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8 Claves para discutir mejor y convertir los conflictos en oportunidades

Escrito por Dale Carnegie | 29/11/19 05:11 PM

Voy a darte una noticia: las discusiones son inevitables.

Lejos de tomar las discusiones como algo natural, sacar provecho de ellas y convertirlas en oportunidades. Nos enredamos con nosotros mismos y nuestras propias emociones. Reflejamos nuestras frustraciones en los demás, nos cerramos como los mejillones, no escuchamos, contraatacamos y acabamos convirtiéndolas en fuentes de frustración, angustia y malestar.

No es suficiente con no contra-atacar. Si ha surgido una discusión es porque hay un conflicto, una diferencia de intereses u opiniones entre dos o más personas que tiene que ser resuelta para que esa relación no se deteriore.

Así que vamos ver algunas pautas para aumentar la probabilidad de convertir esa discusión en una oportunidad de mejorar esa relación.

 

1# Recuerda tu objetivo

​Recuerda que el objetivo de la discusión no es tener razón, quedar por encima del otro o ver quién gana.

El objetivo de la discusión debe ser llegar a un acuerdo o a un punto en común con la otra persona, por lo tanto cada vez que detectes que te estás alejando de ese objetivo vuelve a él.

Da igual quien tenga más o menos razón, lo importante es llegar a un acuerdo. Recuérdalo.

También te recomiendo ignorar cualquier tipo de reproche o comentario de la otra persona que se desvíe de ese objetivo y redirigirlo con un simple “No quiero discutir, creo que lo importante es que solucionemos esto y lleguemos a un acuerdo” o “Entiendo que estés molesto pero creo que tenemos que buscar una solución”.

Es muy importante que no entres en el círculo vicioso de reproches y por tanto en la competición con el otro. Una discusión no es una competición sino un trabajo en equipo en el que se trata de que los dos terminéis ganando.

 

2# Escucha lo que la otra persona te está diciendo

Sí, por supuesto que parece algo obvio pero puedo asegurarte que muchas veces estamos tan encerrados en nosotros mismos que no escuchamos lo que nos está diciendo la otra persona (o lo percibimos de manera errónea).

Para asegurarte de que estás escuchando al que tienes delante (básico si quieres sacar algo de provecho a cualquier discusión e incluso a cualquier conversación) recomiendo expresarle alguna pregunta cuya respuesta pueda confirmarte si estás entendiendo bien lo que te está queriendo decir.

De esta manera no solo vas a recibir feedback sobre si lo que estás entendiendo es correcto, sino que la otra persona se va a sentir escuchada y por lo tanto va a reducir su nivel de alarma.

 

3# Habla desde ti, no desde el otro

Cuando quieras hacerle ver a otro que te has sentido mal por un comportamiento suyo habla siempre desde ti, desde lo que has sentido y no desde el campo de las intenciones del otro.

Si no entras a acusar ni a buscar culpables y simplemente expresas tus sentimientos frente a una determinada situación, tienes muchas más probabilidades de ganar.

 

4# No abras otro melón hasta que no termines el que te estás comiendo

Primero hay que terminar lo que está abierto ya que si no se estropea.

¿Cuántas veces has comenzado a discutir sobre un tema concreto y has acabado sacando mil temas más sin haber concluido ninguno?

Recuerda que tu objetivo es llegar a una conclusión sobre un tema. Así que por favor ¡discute sólo un tema a la vez! Cuando llegues a un acuerdo sobre ese tema ya puedes discutir otro si quieres.

Cuando detectes que tú o la otra persona está abriendo demasiados melones a la vez una frase del tipo “Vamos a terminar primero de hablar sobre este tema y cuando lleguemos a algún acuerdo si quieres hablamos sobre esto otro” será suficiente para redirigir el tema.

 

5# Ponte las gafas del otro

Es probable que lo que te esté diciendo la otra persona te parezca una soberana tontería y no entiendas por qué está molesta contigo.

Este es el momento de ponerte sus gafas y entender que lo que para ti no es importante para otros puede ser algo trascendental, ya que ellos han tenido una historia de aprendizaje vital diferente a la tuya y por lo tanto ven el mundo de una manera diferente a ti.

Así que cuando no entiendas su comportamiento o sentimientos, antes de responder sitúate en su contexto: probablemente si tú hubieras vivido sus mismas experiencias actuarías de la misma manera.

Pregúntate ¿Por qué puede esa persona estar actuando así? ¿Cómo estará viendo la situación? Trata por un momento de meterte en su mente e interpretar la situación desde su punto de vista.

Una vez hecho esto puedes volver a tu cerebro y a tu punto de vista, pero estoy segura de que serás mucho más flexible.

 

6# Elige el momento adecuado

Es muy importante que cuando quieras discutir algún tema con alguien, elijas el lugar y el momento adecuado.

También es importante que evites discutir cuando estés muy alterado, si estás absorbido en una nube emocional negativa va a ser bastante difícil que digas cosas lógicas.

Por lo tanto si ves que la discusión se te está yendo de las manos lo mejor va a ser que la dejes para otro momento alegando un simple “Creo que es mejor que hablemos sobre esto más tarde, ahora estoy muy enfadado y no estoy en condiciones de hablar”. Si la otra persona insiste puedes repetir la frase tantas veces como sea necesario e incluso abandonar físicamente el lugar hasta que tu nivel de enojo haya bajado.

 

7# No te lo tomes personal

Es probable que cuando estás discutiendo con otra persona, esta comience a criticarte, a reprocharte o a decirte determinadas cosas que te gustaría no estar oyendo.

¡No te lo tomes personal! Como la otra persona te está viendo es más un reflejo de sí misma que de cómo realmente eres tú.

Que una persona te vea verde no significa que tú necesariamente seas verde, sino que el prisma de las gafas de la persona que te está juzgando es de ese color.

Te recomiendo que no entres en su juego. Aparte de que en el juego de los reproches no hay ganadores, si entras en él estarás olvidando cuál era el objetivo de esa discusión.

Para mantener la calma y salir airoso de la situación puedes hacerte las siguientes preguntas.

  • ¿Qué es le molesta a esta persona de tu actitud? Probablemente le esté molestando tu serenidad, tu seguridad, tu independencia o cualquier otro factor que no tiene nada que ver con el objetivo de la discusión.
  • ¿Eso que tanto está criticando la otra persona es realmente algo negativo? Si la respuesta es que no, o que para ti no, está claro que el tema no va contigo.
  • ¿Qué vivencias personales de esta persona pueden explicar (no justificar) que se esté comportando así?

 

8# Utiliza la técnica del sándwich

​Está técnica va aumentar muchísimo las probabilidades de que la otra persona responda bien ante una crítica o petición de cambio.

​Es una técnica muy fácil de aprender y supone una gran diferencia en cómo va a ser recibido tu comentario.

La manera de utilizar esta estrategia sería la siguiente:

  1. Comenzar mencionando aspectos positivos de la otra persona y compresión hacia ella.
  2. Emitir la crítica o la petición de cambio.
  3. Finalizar diciendo otra cosa positivas.


Estar todo el día discutiendo es tan malo como no discutir nunca. Por supuesto entendiendo discutir como debatir acerca de diferentes opciones y opiniones, no como tirarse platos a la cabeza. Ahora estás preparado para discutir. ¡Adelante!

Fuente basado en el artículo Cómo Discutir Bien Y Convertir Conflictos En Oportunidades de la psicóloga Miriam Martin