Liderar y gestionar procesos de cambio

18/06/19 12:00 PM Por Dale Carnegie
Dale Carnegie

En períodos de cambio, a veces pensamos demasiado a largo plazo. Si nos dejamos atrapar por pensamientos del tipo qué pasaría si, perdemos la noción del presente. Tomemos todos los cambios de una vez y llevémoslos a la práctica sin pensarlo más. El proceso nos parecerá menos abrumador.

 

Algunos consejos para gestionar mejor el cambio:

1. Crear un escenario en el peor de los casos.

No nos enfrentamos a la realidad hasta que no nos planteamos qué pasaría en el peor de los casos. Preguntémonos ¿qué es lo peor que me podría pasar como resultado de este cambio? Consideremos cómo este cambio podría superarnos, derivar en consecuencias negativas con la gerencia y los miembros del equipo, o hasta qué punto podría llegar a mermar nuestra energía y productividad.

 

2. Prepararnos para aceptarlo.

No es tan sólo una cuestión de decirnos a nosotros mismos que si sucede, sucede. Requiere, además, de una planificación para responder adecuadamente en el peor de los casos posible. Es el mismo tipo de planificación que realizan los servicios de emergencia. Tal vez no ocurrirá nunca una situación tan grave que exija ese nivel de preparación pero, si fuera así, estaríamos preparados.

 

3. Idear un plan para evitar que ocurra.

Debemos estar dispuestos a emplear toda nuestra energía y recursos en ello. Consideremos todos los posibles caminos para evitar que se produzca la situación imaginaria de en el peor de los casos. En este proceso de planificación, consideremos la importancia de la comunicación, el esfuerzo y trabajo del equipo, y las intervenciones preventivas.

 

4. Mantenernos ocupados.

En ocasiones, los cambios producen un efecto de alentar los procesos y, en dicha situación, resulta relativamente fácil caer en la desorganización y la desmotivación. Durante estos períodos es cuando precisamente necesitamos la mayor cantidad de energía posible. Mantenernos ocupados nos impide centrarnos en preocupaciones y nos ayuda a mejorar nuestra imagen en la organización en un momento crítico.

 

5. Cooperar con lo inevitable.

No podemos evitar o desviar el cambio. El cambio forma parte de nuestra vida y de nuestra carrera profesional. Si nos recordamos que es así, nos ayudará a no perder el tiempo con una actitud de enfrentamiento y lucha contra un cambio que es inevitable.

 

6.  Hacerlo lo mejor que podamos.

Se trata de una regla esencial de los buenos profesionales: hacer las cosas lo mejor que podamos en todo momento. Esta actitud nos motiva internamente, y conduce nuestros esfuerzos durante los procesos de cambio. Sea como sea la manera en que el cambio acabe por impactar en nuestra carrera, siempre podremos afirmar que dimos lo mejor de nosotros mismos.

 

7.  Poner entusiasmo en nuestro trabajo.

¿De qué manera podemos aumentar nuestro entusiasmo por nuestro trabajo? ¿Cómo mantenernos motivados? ¿Cómo nos asegurarnos de dar todo lo que podemos? Durante los períodos de cambio, necesitamos tanto entusiasmo como podamos reunir. Cuando somos entusiastas hacemos más cosas, las hacemos mejor, más rápidamente y con menos esfuerzo. Experimentamos un gozo mayor y la sensación de logro al realizar nuestro trabajo.

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